Precisamente uno de los problemas más acuciantes es la violencia en la pareja y en la familia. Desafortunadamente es común encontrar altas tasas de abuso familiar en todas las sociedades, incluso en las más opulentas, instruidas y civilizadas.
Existen algunos indicadores, que aunque no son reglas establecidas, pueden ayudar a vislumbrar a las personas precursoras de abuso en una relación. He aquí algunos de ellos:
-Usa bebidas alcohólicas constantemente, tornándose violento (a).
Cuanto más de estas conductas aparezca en una persona, más riesgo se corre de ser víctima de violencia.
Aunque lo ideal es que durante el noviazgo se de el tiempo suficiente para conocerse mutuamente y prepararse de cara al matrimonio, lo importante es no perder la dignidad que como mujer u hombre nos distingue, ser prudente y resolver a tiempo cualquier conflicto, pero sobre todo, saber cuando poner un alto cuando una relación va camino al fracaso.
-Es insensible a los animales y los niños.
-Dice palabras hirientes y humillantes, o se expresa despectivamente y con crueldad sobre otras personas.
-Dice palabras hirientes y humillantes, o se expresa despectivamente y con crueldad sobre otras personas.
-Desea controlar todo lo que haces, dices, compras, etc.
-Quiere apartarte de tu familia, amigos o compañeros de trabajo.
-Muestra altibajos emocionales muy marcados.
-Ha usado la violencia anteriormente, aunque siempre se disculpa.
-Cuando discuten, te toma con fuerza y te zarandea.
-Cuando se enoja, golpea con el puño la mesa, lanza o golpea objetos con fuerza.
-Siempre culpa a otros de sus problemas.
-Muestra altibajos emocionales muy marcados.
-Ha usado la violencia anteriormente, aunque siempre se disculpa.
-Cuando discuten, te toma con fuerza y te zarandea.
-Cuando se enoja, golpea con el puño la mesa, lanza o golpea objetos con fuerza.
-Siempre culpa a otros de sus problemas.
Aunque lo ideal es que durante el noviazgo se de el tiempo suficiente para conocerse mutuamente y prepararse de cara al matrimonio, lo importante es no perder la dignidad que como mujer u hombre nos distingue, ser prudente y resolver a tiempo cualquier conflicto, pero sobre todo, saber cuando poner un alto cuando una relación va camino al fracaso.
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